Entre la ternura sacada
a besos de la cama
y la otra
la que le muerde
las tetillas
a los botes de cerveza
entre la que se pinta suavemente
la boca antes de salir de casa
a recoger a los críos
de la escuela
y la que esconde
su rabia
en las máquinas tragaperras
entre las palabras
acostadas
desnudas
besándose por primera vez
desentrañando
los misterios
del cierre de un sostén
por primera vez
llorando sobre los cuadernos
de caligrafía
tratando de esconder
los barritos
que justifican
con sorpresa
la espontaneidad
de sus erecciones
llorando
con las canciones de perales
de la dolores pradera
de la vargas
llorando con las canciones
de cualquiera
entre esas palabras
y las que acostumbran
a largarse sin pagar
de los burdeles
penetrar sin grasa
y sin baba
el culo
de las desconocidas
beber vodka
hasta golpear las paredes
cruzar la calle
balbuceando
perder la chamarra
en la cantina de turno
perder los cuadernos
y el poeta en nueva york
por tercera vez
en un tugurio
del que no te dejan salir
si no dejas
algo valioso
a cambio
palabras que ladran
muerden
gritan
sangran
lloran jirones de piel
y carne y hueso
palabras putas y putiadas
irreverentes y cansadas
palabras que huelen a tabaco
palabras con telarañas
en los sobacos
materia inerte
que no necesita presentación
procesión de muertos
funcionarios de la resurrección
completamente alcohólicos
cangrejos con la temblor
del olvido
pariendo
chayotes
en los dedos de las manos
en la punta de la nariz
y en el inodoro
de los antebrazos
entre esas y las otras palabras
hay una mujer
de distancia.
yo no lo entendía
lo juro
me costaba lo mismo
cambiar un neumático que
florear un renglón con metáforas
igualmente insípidas
abrir con dos dedos un frasco
de café soluble
retirarme escandalosamente del
velorio de un par de zapatos
no entendía no podía
no podía saber que nadie
entiende las explicaciones de extraños
o que nadie sufre en carne propia
las anécdotas de tevenotas
o las muertes o las vidas
o las páginas que alguien más escribe o los
eructos malolientes de un vecino
a 500 pasos de distancia
o las ridículas muestras de cariño de tus padres
o de tu casera o de todos menos las tuyas
no lo entendía
yo quería escribir
zurciendo mi nombre
en las solapas de mis versos
dándome una palmadita
en la espalda ah valiente figura
qué dolor qué alegría
vaya vaya el amor o el abandono
y nada nunca nada dije menos
que cuando pronunciaba alguna de estas palabras
no lo entendía
y es tan sencillo
tan breve
un parpadeo
una toma de aliento
un tosido
un monosílabo
una excusa un minuto
después de comer y cierras los ojos
es tan sencillo
sólo hay un hombre de distancia
Bien, Carlos, bien…
Es un placer poder entrar, cuando se puede, a tu blog.
Sigue con esa fuerza, por favor.
¿Qué son chayotes?
(Lo siento)
Tronando y muriendo en cada trote
el camino se hace mas pesado
mas complejo
no busco el dia
dejo que la noche llegue
morir en un hotel donde no limpian cada dia
donde mis cabellos se acumulan en el lavabo
Chale
Saludos mi kartak, queeeeeeeeerem0os
Fabada
Sin dudas un poema excepcional.
Me sorprendió la lucidez de tus palabras.
Saludos!
(Escuchando Narc – Interpol)
Gran Kartak, leerte siempre me reconcilia con la palabra, y acrecienta mi odio por el mundo.
Salud
Palabras putiadas
Calzones que las esconden.
Pienso en la muchacha de
Dead man, el film que vi hace poco,
como esa mujer, precisamente esa mujer.
Un disparo en el cuello. Esa mujer…
O es que le doy tantas vueltas a las escenas que todas van parar en lo que me sacude, en un poema, una mirada, una voz…
Salutes Kartak.